Veamos primero las densidades de los tres líquidos: agua (1 g/ml), aceite (0,92 g/ml) y alcohol (0,79 g/ml). El aceite flota en el agua porque es menos denso, pero se hunde en el alcohol porque es más denso. Por consiguiente, puede prepararse una mezcla de agua y alcohol, en la cual dicho aceite ni flote ni se hunda hasta el fondo. La molécula de agua (H2O) se comporta como un imán. Tiene un polo positivo y otro negativo. El aceite, por su parte, se comporta de una forma completamente opuesta. Es un compuesto neutro. No tiene polaridad. Es decir, no se comporta como un imán. Por eso, no siente ni atracción ni repulsión por las moléculas de agua. El efecto es el mismo que si acercas un imán a un trozo de madera, por ejemplo.
Así, solo serán solubles en agua aquellas sustancias que se comporten como un imán. Algunos ejemplos de sustancias caseras de este tipo son el alcohol o el amoniaco. Lo que se disuelve en agua nunca se disuelve en aceite
Por otra parte, y siguiendo el dicho 'Cada oveja con su pareja' lo que se disuelve en agua nunca se disuelve en aceite y lo que se disuelve en aceite nunca se disuelve en agua.